Beatriz Elena Orozco Zuluaga
Transcripción del audio realizado en la sustentación del proyecto tesis: “MANGLAR-Raíz que cobija vida”

Intervención Maestro Carlos Fino:

Para mí constituyó una inmensa alegría encontrar ese proceso de pensamiento que como se menciona, es profundo. Para iniciar, es preciso trazar una diferenciación entre, lo que significa pensar un conocimiento artístico y crear un conocimiento artístico. Cuando el conocimiento artístico se produce tiene como consecuencia el amansamiento o a veces la domesticación de ciertos materiales que nos permiten expresión. Pero digo, a veces, porque este no es el caso: aquí no existe ese amansamiento, sino al contrario, es la expresión de ese material en una forma que no quiere visibilizarse, expresarse sino como vitalidad y como algo que regurge y vive. Ese proceso, en esta obra, es un proceso metabólico, profundamente biológico que consiste en cristalizar la sal: hacer ósmosis para regular el ambiente. Es el proceso mismo de la vida, que por un decirlo así, es una de las claves que le permite al mar, construir su bioma, su biosis.
En tal proceso reside esa potencia formal del trabajo: observar los procesos naturales, pero no solamente con la lupa de lo científico, sino una observación natural llevado a términos culturales que tiene que ver también con la interacción del mangle y la comunidad: cómo una persona puede vivir en una isla de manglar, y cómo puede alimentarse, realizar la pesca, encontrar ciertos frutos que le es propio a esa condición del manglar. El manglar parece un milagro de la misma existencia: se encuentra ante la soledad, ante la inmensidad del mar y es simplemente una intención vital que se va acorazando y digámoslo así, construye unas pequeñas murallas vitales que permiten el surgimiento de la vida. Es casi un imposible.

La obra es un profundo elogio a la dificultad: a tenor de los referentes biográficos, entiendo que hay gran dificultad también trasegar vital de la artista, en su itinerancia; es decir, ahí hay correspondencia estos dos elogios. La obra trabaja con dos materiales profundamente inertes, la sal y la cabuya, pero en esta conjugación se produce precisamente este milagro de la vida. La obra contiene un descubrimiento que no solo tiene que remitir a lo artístico: es un tipo de conocimiento donde confluyen elementos científicos y también esa profunda sensibilidad de los espacios vitales.
Como materia final, quisiera rescatar la escala de la obra: ese elogio a la dificultad se da con grandeza de manera ulterior —como lo mencionó la Maestra Gloria—: lleva las cuestiones a la última estancia. No se representan los procesos mismos de la salinización, no; no se escenifican sino se traen en vivo. Allí se rompen los límites del arte tradicionales, de la mímesis y se crea algo muy hermoso, común a las antiguas religiones: la “construcción de la sobrenaturleza”; cuando el arte llega a esa intimidad, construir la sobrenaturleza, logra rasguñar la piedra de la vida. Poder recrear esa vida en otro espacio es una de las virtudes principales de la obra.
Considero que el asunto hasta donde se lleva el proceso de creación artístico, obliga a no comprometerse, ni siquiera con tus mismos materiales, sino que es un proceso que llevará, seguramente, a tener otra experiencia y a buscar otras formas donde se re-acondicione la vida, y otra producción material para la creación de espacios vitales distintos. Aquí lo que se construyó también fue ese método para crear arte. Espero…., anhelo que se continúe en la búsqueda de ese método, consolidarlo; porque es una procedimentalidad generadora de arte y conocimiento para la humanidad.
Finalmente deseo felicitarte y me disculpo un poco por intelectualizar tanto este espacio silencioso, porque además de ser muy bello es salino y efectivamente nos recuerda el origen de la vida, las experiencias uterinas. En lo particular, me conmoví mucho porque cuando me situé en el centro recordé la sensación de una apnea en el fondo del mar.… ese silencio, la levitación, solo escuchar los latidos y los pequeños sonidos del fondo que transmiten una paz inaudible. Es una experiencia para agradecer en medio de este mundo ruidoso, como consecuencia de la construcción de un espacio autógeno.